La Pitonisa Esperanza Y Laura.

  Érase una vez una chica muy guapa y estudiosa, que tenía 20 años y todavía no tenía novio. Se llamaba Laura. Era morena, de ojos verdes.

   Pasaban los días, y lo único que hacía era cuidarse, las tareas del hogar, y sobre todo estudiar. Está bien, pero resulta que todas sus amigas ya tenían novios, así que, ni corta ni perezosa, un buen día fue a buscar una vidente.

   La Vidente era guapa, joven y con experiencia laboral reconocida. Se llamaba Esperanza. 

Cuando vió a la muchacha, sabía a lo que venía...

- Hola, tú vienes a buscar el Amor?

- Sí.  

- Entonces, aquí tengo 3 velas.

La vela rosa representa el Amor.

La vela verde la Suerte.

Y la vela azul representa la Paz.

Sólo puedes quedarte con 1 de las velas, que cambiará tú Vida para siempre. Te daré una semana de tiempo, para que puedas pensar con claridad y decidir cuál quieres.

- Son 50€.

- Bien, gracias. Volveré en una semana.

- Adiós.

- Hasta la próxima Esperanza.

   Llegó el Lunes, y comenzó la semana de divagación. Lo primero que pensó fué, evidentemente, en el Amor.

Pensó en los cálidos días de verano, abrazada a un chico muy guapo y simpático. Pensó en las charlas abundantes en intimidad. Pensó en los días de playa, que dejarían de ser aburridos...

   Llegó el Martes, y le tocaba el turno a la Suerte. Terminó, en su imaginación la carrera de construcción, con unas buenísimas notas de calificación.

Le salió un trabajo en una grande empresa. Y adoptó 2 perros maravillosos. Llegó a viejecita feliz, cuál perdiz. Y salía a tomar café de vez en cuando con las amigas.

   Llegó el Miércoles, y eligió pensar en la vela de la Paz. Se veía haciendo Yoga a diario. Caminando por el prado. Y jugando con las olas del Mar.

Completamente en Paz con la Vida.

Con su Biblia y la Palabra de Dios en su corazón.

   Sobraban días, para pensar... Pero recuerdo que sólo podía coger una vela.

Y se fué a la Pitonisa Esperanza.

   - Hola Laura, qué tal estás?

   - Bien

   - Ya he elegido.

   - ¿Estás segura?

   - Sí. Me quedo con la vela del Amor.

Una brisa sopló en la sala, y se despidieron y prometieron verse en dos años. Después de 2 años, podría coger otra vela diferente.

  Pasaron dos días, sin nada nuevo en su Vida, y al tercero, salió a buscar al Amor.

Laura se fué a la cafetería, y allí estaba él leyendo el periódico: un chico irresistiblemente guapo. Se acercó, y le dió los buenos días.

- Buenos días.

- Hola, buenos días, ¿Cómo te llamas?

- Laura, ¿Y tú?

- Keanu, encantado.

  Y desde aquel día comenzaron a salir.

Pasaron dos años. Dos años de un bonito Amor, sín más. Porque Laura no tenía amigos, no había triunfado profesionalmente, y sólo se había centrado en hacer feliz a su pareja. Y Keanu no podía satisfacer el resto de su Vida. Era ella la que tenía que esforzarse en crecer espiritualmente, y llenar otros vacíos existenciales.

   Entonces se fué otro día a la Pitonisa Esperanza, y cogió la vela de la Suerte.

   Pasaron los días, y seguía enamorada.

Enriqueció su Vida estudiando una carrera, pasaba tiempo de calidad con sus seres queridos y ya le habían ofrecido un buen trabajo para cuando terminase los estudios.

Quedaba ya un día para hacer de nuevo dos años y que se apagase la vela mágica. De ella dependía seguir en su gloriosa Vida que tanto le había costado conseguir...

   Laura, se levantaba todas las mañanas temprano, y le preparaba el desayuno a Keanu con el periódico del día y una rosa. 

   Salía a caminar un rato.

Se encargaba de la mitad de las tareas de la casa. Y el resto del tiempo se iba a trabajar, ¡Por fín acabó la carrera!.

Keanu también trabajaba por las tardes.

Se esforzaba mucho como pareja, y por eso ya tenían planes de boda.

  Laura al final fué feliz, porque supo valorarse y centrarse en su Vida.

Pues no todo lo en éste Mundo és el Amor...

  Y la vela de la Paz se quedó esperando para otra oportunidad. Pues tenía Laura una Vida muy ocupada, y no tenía tiempo para perderse por los prados... 

Pero tuvo una Vida Plena, y eso en el fondo también és Paz.

    Y colorín colorado, éste cuento se ha acabado.