Vivian Y Javier

   Vivian era una mujer maravillosa, de hermosos ojos azules, y bellos labios, cabello ondulado rubio... Era simplemente espectacular...
Trabajaba casi de sol a sol, en el campo, recogiendo fresas, manzanas, mandarinas... Ya que llegaba a su casa cuando ya empezaba a oscurecerse el día... Entonces, llegaba a su casa, y era como volver a nacer. Se daba una ducha, tomaba un libro en sus manos de su pequeña biblioteca, lo acompañaba de un buen té, y sus gatos reposaban a su alrededor. Esa era su Vida, su trabajo y su hogar.

   Un día, al terminar de recoger todas las fresas, allá por Marzo, se encontró con un cachorro de perro. Estaba solito... Así que... Se lo llevó a su casa.
Se lo presentó a sus dos gatos:
- Mininos, éste és Bobby...
- Bobby... Éstos son Chichy y Sandy.
Vivian sacó una pelota y jugaron un rato. Luego... Media hora más tarde, abrió una latita para los michis para compartir y otra para el perrito Bobby.

   A la noche, cuando ya era la hora de dormir, se iban todos a la habitación y compartían cama. La cama era grande, osea que cabían los cuatro sin problemas.

   Otro día, Vivían se encontró a un buen chico recogiendo leña, justo enfrente de donde ella estaba, en el campo.
Se saludaron...
- Buenas, señorita, ¿me permite saber su nombre?
- Hola... Vivían...
- Yo me llamó Javier... Encantado.
- Igualmente, gracias.
Se pusieron a hablar de los animales, del trabajo y del tiempo que había hecho hoy. Y entonces... llegó la hora de despedirse...
- Adiós Javier 
- Adiós Vivían
Y cada uno se volvió a su casa.

  Javier, ya en su casa, se quedó pensando en la chica tan guapa y dulce que acababa de conocer.

  Vivian, por su parte, se dijo para sí: No. No voy a dejar que un hombre arruine mí Vida... Mis rutinas, mí espacio, compartir el cariño de mís mascotas con un hombre que sólo he visto una vez... No... Vivian, me llamo yo, y así me digo, que no pienso cambiar Mí Todo por él.

   Vivían estaba hecha a su Vida, le gustaba socializar, pero no quería encadenarse a un hombre.

   Llegó la mañana, Vivian se fue trabajar; se despidió primero de sus mascotas y luego se marchó.

   Javier estaba ya allí con la leña cuando llegó Vivían al campo.
El hombre estaba lejos, muy lejos de ella, así que se fue directa al grano... A las fresas.

   Javier, vió a la muchacha desde lejos, y siguió a lo suyo. Y las horas pasaban... Y cada uno iba ceñido a su plan de trabajo.
Al terminar la jornada, se dijeron un "Adiós" y así quedaron... Sin más... El chico, por no querer importunar a Vivían, y ésta, por no querer meter a un hombre en su Vida.

   Pasaron los años... "Hola" y "Adiós" era el pan nuestro de cada día... Y Vivían era Feliz, puesto que no había tenido novio nunca, y no echaba de menos el Amor.
Javier, por su parte, vivía intrigado en porqué nunca más se volvieron hablar más de dos palabras. Pero también vivía Feliz, puesto que sus días pasaban absorbidos por su Trabajo.

Moraleja: Cuída De tú jardín, de los tuyos, y Trabaja... Todo lo demás és efímero.




   

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