Ella destellaba luz... Una luz como un halo rosa, que se diferenciaba de todas las estrellas. No era perfecta, pero tampoco era humana... Ella era un hada. Se llamaba Brittany.

   Brittany vivía el bosque, rodeada de pajaritos, conejos y gatos. También, tenía un perro con el cuál recorría largas distancias a su lomo. El perro se llamaba Kraky, era un precioso pastor alemán...

   El hada, vivía en una casa de madera, donde una familia humana también vivía allí, sólo que no sabían de la existencia de Brittany. Pues el hada se alimentaba de semillas y frutas, básicamente. Y se acostaba la última, metiéndose en el armario de la ropa, y se levantaba la primera, para que nadie la viese.

   Un día, Brittany salió con Kraky a llenar la cesta de las semillas. Pararon junto a un riachuelo, donde había un hermoso arbusto de frutos rojos...
Se quedó pensando, y... Finalmente cojió uno; lo olió y se lo llevó a la boca... Nadie diría que semejante fruto tan atractivo de color y aroma íba a sentarle mal... Pero, por desgracia, así fué...
Kraky, la cojió ya desmayada y la metió en la cesta. La llevó hacia su boca, y así emprendió el camino de regreso a casa.

   Allí, cuando ya llegaron, a Kraky no se le ocurrió otra cosa que darle la cesta a la niña que vivía allí. Era Lucy, una chica muy maja de unos doce años, que se quedó alucinada al ver un ser tan bonito y pequeño. Primero pensaba que no era real, pero luego, al tocarla, se dió cuenta de que estaba blandita, de que era de verdad y no un juguete de plástico; a Lucy casi le dá un parraque.

   Lucy no sabía qué hacer, así que se lo contó todo a su Madre Elsa.
Cubrieron la cesta con un tapete finito de tela, y se fueron a ver a una amiga de Elsa que era médico, Teresa.
Cuando ésta abrió la cesta se quedó atónita. Cojió una jeringuilla y la llenó con un jarabe de naranja... Se la acercó a la boca, le metió la puntita, y empezó a dispensar el líquido. Brittany, el hada, abrió los ojos y se volvió a tapar con el tapete... Tenía miedo.
Entonces, Kraky se acercó y sólo entonces Brittany se calmó al sentir su presencia. Asomó su cabecita y se sorprendió a ver a una niña pelirroja muy guapa con pecas. Lucy, le extendió la mano, y tras dudarlo un minuto, Brittany subió, sin dejar de mirar a Kraky...

   Brittany vió que había un papel y un lapicero encima de la mesa. Fué hasta allí despacito, y se puso a escribir... 
B r i t t a n y. Luego, escribió cada una su nombre en el papel, y fué así como hicieron las presentaciones.

   Luego Brittany se subió encima de Kraky y así fue como volvieron a casa.



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